
Mirta de Perales es conocida como un ícono en el mundo latino de la belleza, la cosmetología y el cuidado del cabello y es la empresaria latina por excelencia.
Mirta creció en la pobreza en Cuba; sus padres ni siquiera podían comprarle zapatos. A los 12 años, su madre se fue a trabajar a La Habana y la dejó a cargo de sus hermanos y hermana. Siempre interesada en la belleza y la apariencia femenina, fue en ese momento que descubrió que podía ganar unos centavos cortando y peinando a sus vecinas para ayudar a su familia. Tras unos días peinando por su barrio, había ganado unos dólares y llamó a su madre para que volviera a casa porque "ahora eran ricos".
Luego conoció a Benito Perales, un farmacéutico con el que se casaría. Benito la ayudó a crear los productos que la harían famosa. Posteriormente, abrió su salón de belleza en La Habana, que se convirtió en uno de los más grandes de Latinoamérica.
En 1962, el gobierno cubano intervino, se apoderó de su salón de belleza y tomó prisionera a Mirta. Pasó nueve días en El Morro, una prisión para quienes consideraban antirrevolucionarios. Esa experiencia fue lo que la motivó a abandonar Cuba.
Mirta salió de Cuba con sus dos hijos y solo cinco dólares en el bolsillo. Aproximadamente una semana después de llegar a Miami, Florida, ya estaba cortando y peinando de nuevo, recuperando poco a poco su clientela. Un par de años después, abrió su salón de belleza en Coral Gables, Florida. Durante ese tiempo, también comenzó a renovar sus productos capilares. Gracias a su astuto sentido comercial y su innegable carisma, logró reconstruir su negocio y comenzar a distribuir sus productos en Puerto Rico. Poco después, Mirta comenzó a distribuir sus productos a nivel nacional, comenzando en Nueva York, donde pudo exhibirlos en Macy's, ubicado en Harold Square.
Siempre en busca de una nueva forma de conectar con su público, Mirta lanzó su programa de televisión "Cinco Minutos Con Mirta de Perales". Este programa le permitió entablar una relación con sus clientes, explicarles cómo usar sus productos y conversar sobre temas cotidianos. En esa época, Mirta también creó un concurso de belleza que ofrecía a los niños la oportunidad de viajar a Miami y Orlando para competir durante una semana y convertirse en "Chico Mirta". El ganador del concurso aparecía en su programa y también en uno de sus anuncios.
El legado de Mirta de Perales fue reconocido por el presidente Ronald Reagan en una ceremonia en la Casa Blanca donde afirmó que ella era "El sueño americano".
Hoy, el legado de Mirta continúa a través de su hija, Mirta C. Perales, "Mirtica", quien de niña colaboró con su madre en todo lo relacionado con la empresa. Mirtica, siguiendo los pasos de su madre, siempre busca nuevos productos e información para satisfacer las necesidades de cuidado capilar y de la piel de las mujeres, con un enfoque especial en la mujer latina.

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